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jueves, 10 de febrero de 2011

LOS MEJORES EMPACADORES DEL MUNDO

Cuando el reloj marcaba las 5:34 de la tarde de aquel domingo, seguramente resultaría casi imposible encontrar persona alguna merodeando por las calles de aquel pueblo al que todos llaman la “ciudad del título”. Aquella fecha reunía muchos motivos para que no fuera otro día cualquiera. La poco abundante población de Green Bay, Wisconsin, la ciudad más pequeña del deporte profesional estadounidense, en su totalidad se encontraba pendiente de un suceso que ocurría al sur de aquel país; el equipo de fútbol americano de aquel pueblo se encontraba disputando ni más ni menos que el siempre anhelado pero perturbador Super Bowl.

Aquel encuentro enfrentaba a los campeones de las dos conferencias que conforman la NFL. Steelers y Packers, dos de los equipos que cuentan con mayor tradición y fanaticada en el fútbol americano, chocaron en la cuadragésima edición del tazón más importante de todos. Y si bien en el beisbol, baloncesto y hockey sobre hielo se habla de series de partidos en las finales, en este caso es un solo encuentro, haciendo de éste una tradición profunda en la poblacn estadounidense, y un motivo de celebración especial.

Entre los Green Bay Packers y los Pittsburgh Steelers sumaban 18 campeonatos generales. El equipo que cuenta con más Super Bowls, contra la franquicia que ostenta más títulos en la historia. Definitivamente, dos referentes de la historia de la NFL.

El lugar donde se enfrentarían...sería Cowboys Stadium, en Arlington al norte del estado de Texas. Este estadio, el cual fue recientemente inaugurado en el 2009 y con capacidad para más de cien mil personas, fue la sede de la finalísima. Aquella lujosa edificación, sin duda la mejor del mundo en su clase, albergó la alegría y las expectativas de cientos de miles de fanáticos que se conglomeraron en torno al mejor espectáculo que el deporte estadounidense pueda brindar.

A la hora de la disputa en sí, ambos equipos se mostraron nerviosos y ansiosos durante sus primeras series ofensivas, lo cual siempre resulta en un detalle bastante familiar para todos aquellos equipos que juegan el partido, sin importar si son considerados veteranos o novatos a la hora de disputar esta clase de encuentros.

Luego de esto, el QB de los Packers Aaron Rodgers, cuando faltaban 3:44 en el primer cuarto, consolidó una gran serie ofensiva que culminaría con un pase a Jordy Nelson para el primer touchdown del encuentro. Casi inmediatamente después, y luego de que los Acereros tomaran el balón nuevamente, Ben Roethlisberger recibió un golpe de Howard Green que provocó un mal pase que interceptaría Nick Collins devolviendo el balón hasta la zona de anotación. La ventaja de los Packers sería de 14 puntos, haciendo de éste el arranque perfecto.

Ya para el segundo cuarto, las cosas se equilibrarían un poco y ambos equipos anotarían de a touchdown cada uno. Sin embargo, la anotación de Pittsburgh llegaría justo antes de acabarse la primera mitad, lo que haría de la debacle acerera algo menos difícil de lo que ya era. El primer tiempo haría saber a todos que Green Bay en ese momento estaba daba un paso importante hacía el título. La gigantesca pantalla del Cowboy Stadium, marcaría 21-10, Packers arriba.

Para el tercer cuarto, los Steelers volvieron al campo de juego con una mentalidad muy distinta a la que habían tenido en el primer tiempo. Lo curioso del caso, es que el “Pack” regresó relajado y a la vez nervioso, y empezaron los dolores de cabeza para los de Green Bay. Luego de perder a dos de sus mejores y más veteranos jugadores, los Packers parecían haber perdido el rastro que los estaba guiando tranquila y cómodamente al título, y aparecieron las inconsistencias en las ejecuciones de los empacadores. A su vez, los Steelers hicieron gala de su veteranía, y anotaron nuevamente recortando así la ventaja a sólo cuatro puntos.

Para ese momento, Aaron Rodgers y los Packers parecían deambular perdidos, y su plan de juego estaba desorientándose. Sin embargo, y luego de ver como los Steelers anotaban al principio del tercer cuarto, Pittsburgh cayó de igual forma en su rendimiento ofensivo, tornando todo el proceder del encuentro en una batalla de defensivas. La primera de éstas que lograra realizar la jugada importante, estando el partido tan cerrado como estaba hasta ese momento, le daría el cambio de ímpetu a su equipo y lo llevaría al triunfo.

En este caso, cuando se jugaba la primera jugada del último cuarto, se daría lo mencionado. En una jugada de corrida por el medio, Clay Mathews III provocaría un balón suelto que llevaba el corredor de Pittsburgh, Rashard Mendenhall. Dado el momento que vivía el partido, y teniendo en cuenta que Pittsburgh estaba muy cerca de remontar el marcador con el ímpetu del encuentro a su favor, la jugada realizada por Mathews, en mi opinión, fue la más importante del partido ya que, producto de aquella, los Packers tendrían nuevamente el ovoide y anotarían otro touchdown, poniendo la pizarra 28- 17 a su favor.

Al final, el partido tendría un viraje dramático por la reacción del equipo de Pittsburgh, pero la defensiva de Green Bay aparecería nuevamente para resultar vencedores finalmente. El marcador final de 31-25 sería la muestra fehaciente de que fuimos testigos de un gran partido y de una gran final. Ambos equipos demostraron su valía y nos regalaron un gran es

pectáculo, pero al final relució, como aspecto más importante, la eficacia de los Packers en aprovechar las pérdidas de balón de los Steelers. Tres pérdidas de balón de Pittsburgh contra cero de Green Bay, reflejó cuál fue el factor fundamental que inclinó la balanza hacia el lado de los empacadores.

Al final del encuentro, Aaron Rodgers fue elegido como el jugador más valioso del juego, y con este galardón, junto con lo conseguido al haber ganado el título, lo terminó de sacar de esa gran sombra que producía el nombre y la leyenda asociada a Brett Favre. Ahora se puede decir que Aaron Rodgers está escribiendo su propia historia en las verdes y doradas páginas del gigante libro que guarda la inmensa historia de los Packers. ¡La era de Aaron Rodgers ha empezado!

El Trofeo Vince Lombardi, el cual fue llamado en honor al gran entrenador de los Packers en los años 60, ha regresado ha Titletown USA. El trofeo Lombardi ha regresado a donde pertenece. Un título que sabe como el buen queso de la bahía verde. Un equipo que ha emergido luego de un gran número de dificultades y se ha abierto camino entre los mejores. La nueva dinastía Packer apenas ha comenzado. ¡Enhorabuena Green Bay Packers, campeones del Super Bowl XLV!