Buscar este blog

jueves, 28 de enero de 2010

EL EFÍMERO VUELO DE MANÉ

Definitivamente uno de los temas que más generaría debates y discusiones, sería el preguntarse quién fue o es el más grande jugador que haya participado en el fútbol colombiano. Y teniendo en cuenta las épocas e historias maravillosas que atavían nuestro balompié, los nombres serían impresionantes y la lista sería extensa. Pero como la discusión se enfocaría en quién fue el más grande que haya llegado más no el que haya tenido la mejor estadía –futbolísticamente hablando-, la lista de candidatos se reduciría.

En mi caso resultaría difícil poder hablar de épocas y tiempos en los que no viví; pero luego de encontrarme leyendo artículos y viendo videos antiguos, además de escuchar historias de mi padre, percibí algo impresionante. Manoel –Mané- Francisco Dos Santos, más conocido como Garrincha, llegó el Atlético Junior en el año de 1968 para jugar con el equipo barranquillero. Si bien para esa época, aquella magia que lo caracterizó en sus mejores años con el Botafogo y con la selección brasileña ya se había extinguido, siempre resultará un hito el hecho de que un jugador como ése haya vestido la camiseta rojiblanca.

Para aquella época, Garrincha se encontraba sin ofertas para jugar en el Brasil. Estaba apegado al alcohol, y muy triste por el rumbo que tomaba su carrera futbolística. Sin embargo, Mané recibió la oferta de irse a jugar en Barranquilla con el Atlético Junior, y dejando a su esposa Elza en su país, tomó rumbo a la arenosa.

Mané, procedente en ese entonces del Corinthians, jugó solamente un partido con Junior y fue ante Santa Fe en el estadio Romelio Martínez, y donde la gente asistió enloquecida con el fin de ver a uno de los más grandes del fútbol mundial.

Junior perdió aquel partido. Fue un 25 de agosto, donde el cuadro tiburón salió derrotado por marcador de 3 a 2 ante el conjunto cardenal, y Garrincha no marcaría goles.
Fue un paso fugaz. Un vuelo momentáneo. Sin embargo, el transcurrir de Garrincha en el Junior nunca será olvidado por más corto que haya sido. Vivió en Barranquilla sólo 20 días. Desconsolado y triste por la distancia con su mujer, y aburrido por los calurosos climas y la carencia de lluvias en la ciudad, Mané decidió abandonar el país, jugando un solo partido en Colombia.
Fueron épocas complicadas. Lo había ganado todo en años anteriores. Pero el licor fue su peor enemigo. Libró sus batallas más difíciles contra éste y finalmente, el 20 de enero de 1983 –hace 27 años- caería vencido a la edad de 49 años.

Pero más allá de eso, Garrincha debe ser recordado como alguien que revolucionó el fútbol. Revolucionó la posición. Nunca hubo, y probablemente nunca habrá un puntero derecho como él. Reinventó el fútbol. Todos querían ser como él, y probablemente la selección brasilera y el Botafogo jamás tendrán nuevamente un jugador como ese.

De hecho…Garrincha tenía varias imperfecciones en sus piernas. Muchos piensan que aquellos defectos de nacimiento eran los que permitían a él poder confundir a sus rivales de la forma como lo hacía. Nunca un jugador ha realizado las gambetas, amagues y fintas que él hizo. ¡Así es como se le debe recordar!

En la historia del fútbol colombiano han habido jugadores extraordinarios. Tal vez por motivos extraños y todavía controversiales, algunos de estos fueron traídos desde el extranjero para jugar en nuestro país. Sin embargo, el Atlético Junior fue un privilegiado. El hecho de haber contado en su nómina con alguien como Garrincha, así haya sido por un sólo partido, siempre llenará de orgullo a toda la afición rojiblanca. El vuelo efímero de Mané jamás será olvidado, y en nuestras memorias será algo para siempre.