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martes, 29 de junio de 2010

QUIETOS CUAL FÓSILES

Descomunal, es la palabra con la que se puede describir la movilización mediática en torno a los graves fallos arbitrales que han tenido lugar en la copa del mundo en Sudáfrica 2010, especialmente en la jornada de octavos de final que se cumplió el 27 de junio. Lo anterior ha dado paso a una explosión de críticas y comentarios alrededor de la controversia, donde se cuestiona si se debe o no facilitar la entrada de la tecnología para corroborar o cambiar las decisiones arbitrales, todo esto buscando brindar mayor justicia al juego.

Tengo que decir que este tema de discusión está connotado con otros elementos importantes, dentro de los cuales se encuentran las entidades internacionales organizadoras, pasando por las pésimas decisiones arbitrales que han manchado al fútbol, y terminando con las opiniones de un sinnúmero de personajes, organizaciones y medios muy adheridos al tema deportivo en general.

Para empezar comentándoles estos temas, les hago saber que me resulta bastante confuso e inexplicable observar la composición del comité ejecutivo de la comisión arbitral de la FIFA, teniendo en cuenta un artículo del diario deportivo catalán Sport. Leyendo, encontré que entre los miembros que componen dicho comité ejecutivo se encuentran personajes de países con muy poca tradición futbolística como lo son Malí, Nueva Caledonia, Bahréin, Vanuatu, Emiratos Árabes y Barbados. Inclusive, otros miembros de la comisión son naturales de países como Argelia, Senegal, Polonia y Bulgaria. No me pregunten cómo hicieron estos tipos para llegar a estos puestos. Los nombres de los países de origen de estos señores hablan pos sí solos. ¿Será que los máximos dirigentes de la FIFA y la IFAB (International Football Association Board) tienen en cuenta sus sugerencias? Lo cierto es que lo conveniente y lógico sería que esta comisión estuviera integrada en su totalidad por personas provenientes de países con mucha mayor tradición futbolística. Se necesitan personas que conozcan mejor la competencia, y ésas deben provenir de países con gran historia futbolística, y que tengan amplio recorrido en el campo del deporte profesional. No estoy diciendo que los personajes en cuestión no sepan del tema, porque algo deben aportar; simplemente digo que se presenta como un asunto de obvia perplejidad teniendo en cuenta la procedencia de estos señores.

Pero lo que sí deben tener en cuenta los máximos representantes de la FIFA, es la escogencia de los diferentes árbitros que harán presencia en las diferentes competencias internacionales organizadas por FIFA. Y como nos encontramos en mundial por estos días, en el mes de marzo los señores de la comisión designaron a diferentes árbitros de todas las confederaciones que conforman el organigrama de la FIFA, para que cumplieran la función que los caracteriza. Sin embargo, la capacidad y objetividad del comité ejecutivo de la comisión arbitral de la FIFA, quedó en entredicho luego de ver algunos de los árbitros que llegaron a Sudáfrica. Entre los incluidos en la lista final se encontraron nombres como el del sueco Martin Hansson, quien será recordado por validar el gol anotado con la mano de Thierry Henry en el partido de repechaje de las eliminatorias europeas que se jugó ante la selección irlandesa. Igualmente, en la lista quedaron incluidos nombres de Koman Coulibaly (Malí), Peter O’ Leary y Michael Hester (Nueva Zelanda), Carlos Alberto Batres González (Guatemala), Ravshan Irmatov (Uzbekistán) y Eddy Allen Maillet (Seychelles). Claramente esto refleja la política que sigue la comisión en cuanto a la parcialidad territorial para con todas las confederaciones. No obstante, las prioridades del juego se ven altamente perjudicadas por el pobre nivel competitivo de algunos de estos árbitros, que no tienen mucho recorrido internacional.

Y es que ante lo sucedido el domingo pasado se han escuchado gran cantidad de opiniones alrededor de la pregunta. ¿Se deben utilizar las nuevas tecnologías para ayudar a impartir justicia en el fútbol? Personajes de todos los deportes se han hecho presente en cuanto a la discusión que esta pregunta genera. Atletas como Roger Federer, insisten en la implementación de la ciencia aplicada para ayudar los fallos arbitrales en el fútbol, no obstante siendo éste uno de los principales detractores de la tecnología del “ojo de halcón” en el tenis. Su justificación la da a manera de ejemplo, diciendo que “Una derecha a la línea no cambia el resultado de un partido; un gol cambia completamente el estado mental de un equipo y de una estrategia”.

Sin embargo las decisiones finales para decidirse por la implementación o no de la tecnología para corroborar o cambiar decisiones arbitrales, las toma la FIFA y la IFAB, y tomando muchas de las opiniones que dieron a conocer respecto al tema, parecer ser que la cosa no va a cambiar por ahora. Sus razones para no implementar la tecnología en el desarrollo del juego son con el supuesto fin de conservar la universalidad del juego, queriendo decir con esto que el juego debe disputarse de la misma manera en todos los rincones del mundo. Además, apuntan que el fútbol es un deporte dinámico en donde no resulta conveniente detener el transcurrir normal de las acciones para corroborar acciones de juego por medio de la tecnología. En esto último sí estoy de acuerdo, y creo que las nuevas implementaciones tecnológicas deberían girar en torno a este punto, con el fin de no quitarle ritmo a un partido, esperando que no se convierta en un deporte como las competencias gringas, donde las interrupciones existen por cualquier tipo de cosa. Es así como ellos lo quisieron desde un principio, donde diseñaron sus deportes buscando darle entrada a la publicidad y el negocio de las ventas y la producción del dinero, a diferencia de los deportes europeos donde se busca preservar la competencia por encima del resto de cosas. Asimismo, los argumentos de la FIFA se basan supuestamente en mantener la controversia buscando no dejar sin trabajo a los periodistas deportivos del mundo entero. Sí, como no.

La discusión y el tema dan para hablar de manera amplia y tendida, porque el problema de los errores arbitrales y la injusticia en el fútbol tienen un fondo bastante profundo. La situación estará frenada mucho tiempo a menos que se empiece a cambiar de mentalidad con respecto al estancamiento de los máximos ejecutivos de la FIFA y la IFAB que permanecen quietos cual fósiles frente a la vanguardia tecnológica. Necesitamos que el deporte evolucione, pero que lo haga de manera correcta y acertada, buscando no afectar su esencia competitiva para que ganen todas las partes del conflicto. No se puede tener como excusa la comparación de un partido internacional en un mundial con un encuentro de muchachos en una cancha pública de cualquier parte del mundo. La FIFA debe entender que las circunstancias son distintas y que la “universalidad” de la que hablan debe ser bien entendida. En partidos de alto nivel internacional convergen intereses organizacionales, económicos, sociales, políticos, y sobre todo competitivos. Es por eso, que la tecnología debe utilizarse sabiamente como una herramienta que ayude a mejorar la calidad del deporte, así como emplearse para corroborar o contrarrestar las decisiones arbitrales en pro de un deporte más justo y equitativo. Sin embargo, se deben emplear técnicas como la de los chips en el balón, más no técnicas como la repetición basándose en un video, ya que esto implicaría una pérdida de tiempo considerable.

La implementación debe ser progresiva y lenta pero segura. Se debe empezar por partidos en copas del mundo y ensayar las técnicas con las que se cuente. Pero no podemos seguir estancados en lo mismo. Las cosas deben cambiar para bien, y se deben tomar riesgos para que la ganancia sea mayor. Se deben romper los viejos paradigmas en el fútbol, pero se debe hacer cuidadosamente. La discusión está planteada, y dará mucho que hablar. ¿Se debe implementar la tecnología en el fútbol teniendo en cuenta que otros deportes han progresado en ese campo? ¿Es válido aplicar la tecnología en el fútbol teniendo en cuenta las características competitivas que lo distinguen? ¿Es un problema de los árbitros o un problema que viene de organizaciones mucho más importantes? ¿Por dónde empezar el cambio? ¿Se debe hacer un cambio, o se deben dejar las cosas como están ahora?