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jueves, 4 de noviembre de 2010

GIGANTE

En una sola palabra se puede resumir el momento que todos los aficionados colombianos y barranquilleros sentimos el día lunes por la noche. Fue un momento Gigante. Lo realizado por los Gigantes de San Francisco, y muy especialmente por Édgar Rentería, marcó profundamente la historia del deporte de la pelota caliente en nuestro país. Ganar la serie mundial en sí es inmensamente importante, pero el hecho de que el campocorto del barrio Montecristo haya sido escogido como el jugador más valioso de la Serie Mundial, atavía la carrera de un humilde barranquillero quien día tras día deja en lo más alto el nombre de nuestra ciudad, nuestra región y nuestro país.

La noche tejana del lunes primero de noviembre vio proclamar a unos Gigantes de San Francisco, quienes durante todo el año batallaron duramente en una de las divisiones más competitivas del beisbol. Y si bien ganaron la división de manera cerrada, fueron justos vencedores de la misma. No obstante, los de la bahía no figuraban como favoritos para avanzar victoriosos en la postemporada, y se hablaba primero de otras novenas cuando se buscaba por los candidatos a ganarlo todo.

Conforme avanzaba la postemporada, el equipo se inspiró notablemente y la figura de Édgar Rentería fue surgiendo ascendentemente. El colombiano, cuyo trámite en la temporada regular había tenido ciertos altibajos, llegó a la postemporada apenas recuperado de una molesta lesión en su codo, pero no fue tenido en cuenta para jugar como titular en las paradas cortas. En la serie divisional ante los Bravos, vio acción un par de veces como bateador emergente, pegando de hit en ambas ocasiones.

Aquel par de turnos al bate le dieron razones suficientes al manager Bruce Bochy para pensar que Rentería estaba de vuelta en su mejor nivel, y que la presencia del “niño”, con toda su experiencia incluida, sería fundamental para el futuro exitoso del equipo. ¡Y no Se equivocaría! Los Gigantes vencerían a los Filis de Filadelfia en la serie por el campeonato de la Liga Nacional, avanzando así a la Serie Mundial por segunda vez en la década (en el 2002 perderían frente a los Angelinos de Anaheim).

De esta manera llegaría la hora de jugar el clásico de otoño contra los Rangers de Texas (comúnmente traducido al castellano como Vigilantes de Texas), quienes alcanzaron dicha instancia luego de derrotar a los Yanquis de Nueva York, campeones del 2009. Debido a que ambos equipos llegaron de manera sorpresiva –si se puede decir-, se anticipaba una Serie Mundial muy reñida hasta el final. Sin embargo, los Gigantes dominaron de principio a fin, y muy merecidamente se coronaron campeones.

Fue en esta serie final donde Édgar Rentería alcanzó su mejor nivel. Lo realizado por el barranquillero le ameritó recibir el reconocimiento de ser el jugador más valioso (MVP en inglés) de la Serie Mundial, gracias a su desempeño tanto a la ofensiva como a la defensiva.

Estos y otros importantes reconocimientos dados al pelotero colombiano, crean una ilusión frente a la posibilidad de que Rentería sea, en un futuro, miembro del Salón de la Fama del beisbol. Si observamos bien, Édgar Rentería ha conseguido todos los reconocimientos necesarios para ser tenido en cuenta en el listado de candidatos para llegar a Cooperstown. Y, aunque él consideró retirarse del beisbol ante la vivencia de situaciones adversas y una caída en su nivel competitivo, aprovechó una de las últimas oportunidades que el deporte le dio. Si bien llegó el punto en que lo realizado en el Clásico de Otoño de 1997 parecía estar olvidado, y los aficionados parecíamos estar viendo el fin de una era, Édgar Rentería probó todo lo que vale como beisbolista y como persona.

Ahora las cosas han cambiado y si continúan yendo de esta manera, se podría dar la posibilidad de que el colombiano juegue la cantidad de tiempo suficiente para llegar a la impresionante e inmortal marca de los 3000 imparables bateados en su carrera; aquel hito representaría reunir la cantidad de méritos necesarios que harían válida, sin ninguna duda, su entrada al prestigioso y exclusivo Salón de la Fama.

Édgar Rentería, el niño de Barranquilla, leyenda viviente del deporte de nuestra región y de nuestro país. Una persona sencilla, trabajadora, humilde y talentosa. Sus títulos, logros y reconocimientos lo empiezan a resaltar –ya para muchos- como el mejor deportista colombiano de todas las épocas. Esperemos que la salud, el ánimo y la suerte estén siempre del lado de Rentería, y así podamos disfrutar de muchos más triunfos y momentos como el que nos brindó durante toda la postemporada, y muy especialmente en la Serie Mundial. Édgar Rentería: Orgullo Caribe y Orgullo Colombiano. ¡El Señor Serie Mundial!