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martes, 9 de febrero de 2010

UN EQUIPO INUNDADO DE GRANDEZA

El pasado domingo 7 de febrero, los fanáticos del fútbol americano profesional presenciaron la cuadragésima cuarta edición del SUPER BOWL, el cual se llevó a cabo en el estadio “Sun Life” a las afueras de la ciudad de Miami, y siendo testigos además de la sorprendente, pero no menos merecida y espectacular, victoria de los New Orleans Saints sobre los Indianapolis Colts, por un marcador de 31 a 17. El jugador más valioso del partido fue el mariscal de campo Drew Brees, quien completó 32 de 39 pases, lanzando además dos touchdowns sin intercepciones.

Fue un comienzo de partido algo incierto y confuso para los Saints, ya que el equipo de Indianapolis, comandados por el gran Peyton Manning, tomó una ventaja en el primer cuarto de 10 a 0. Parecía que los Colts iban en ruta a ganar su segundo Super Bowl en cuatro años, y que lo harían en la misma ciudad y en el mismo estadio que los viera triunfar en el 2007. Pero de ahí en adelante, fue todo eficacia y control para el equipo de New Orleans. Además, contaron a lo largo del partido con decisiones trascendentales y valientes de un Sean Payton que jamás tuvo miedo. Aquella decisión de jugársela en 4 y gol faltando 1 minuto con 55 segundos, no lo desmotivó y no le quitó coraje para, eventualmente, comenzar el segundo tiempo con una patada corta que luego daría paso a un touchdown, el cual pondría a su equipo adelante en el marcador. Y a partir de ahí fue un partido muy complejo, hasta que en una tercera oportunidad y cinco yardas por avanzar, faltando 3 minutos con 22 segundos en el último cuarto, y con el marcador 24 a 17 a favor de los Saints, Manning lanzaría la que probablemente sea la intercepción más costosa de su ilustre carrera. En aquel pase, intentó buscar a su mejor receptor, Reggie Wayne. Sin embargo, la milagrosa aparición de Tracy Porter en aquella intercepción, y quien también fuera el responsable de interceptar a Brett Favre en la final de conferencia frente a los Minnesota Vikings, selló el triunfo para los de New Orleans, y fue la daga en el corazón para unos Colts, que en el segundo tiempo nunca pudieron vulnerar la defensa de los Saints, salvo una corrida para touchdown de Joseph Addai en el tercer cuarto.

Fue una victoria impresionante para los Saints. Pero más allá de todo lo que fue el partido en sí, el camino de los New Orleans Saints a lo largo de los últimos 5 años no fue ni cercanamente fácil. Aquel desastroso paso de Katrina por la ciudad de New Orleans en el año 2005, pondría al equipo y a toda su población en situaciones nada envidiables. Nadie daba un peso por aquellos Saints, y con todo lo que pasaría luego, estuvieron a nada de irse a jugar a la ciudad de Los Angeles. Tuvieron que jugar en tres ciudades distintas, ya que el Superdome estaba alojando las victimas de tan desafortunado fenómeno natural. Inclusive, fueron locales en el Giants Stadium contra los mismísimos Giants. Aquello fue como para no creer.

Pero luego comenzarían a llegar los artífices de la obra final, comenzando por Drew Brees y Sean Payton, y reclutando al sensacional corredor de los Troyanos de USC, y ganador del trofeo Heisman, Reggie Bush, entre otros grandes nombres.

Y de ahí en adelante, estos Saints avisarían que estaban para grandes cosas. En la temporada 2006-07, llegarían hasta el partido por el campeonato de la conferencia nacional, donde perderían contra los Chicago Bears la oportunidad de ir al Super Bowl XLI, y enfrentarse con aquellos mismos Colts de Indianapolis.

Hasta que finalmente, el 2009 sería el año. El hecho de que en el camino al título de este año hayan podido derrotar en la postemporada a tres mariscales de campo que seguramente irán al salón de la fama, como lo son Warner, Favre y Manning, habla de lo valiosa que fue de la victoria final. Y Demostraron además, que las grandes ofensivas también ganan campeonatos, ubicándose en la élite de la NFL para siempre.

Definitivamente la grandeza se mide en qué y cuánto estás dispuesto a sacrificar, y cómo resurges en los momentos más difíciles y ante las adversidades más terribles. El huracán Katrina, inundó de tristeza y dolor a una ciudad completa. Sin embargo, la grandeza de estos New Orleans Saints será recordada por mucho tiempo, gracias a la extraordinaria forma de resurgir ante los problemas, y el poder convertir el dolor en éxito. Felicidades a la ciudad de New Orleans por el primer título, en cuanto a deportes profesionales se refiere, y a los Saints, por demostrar un amor propio digno de un gran campeón. Felicitaciones a los New Orleans Saints! CAMPEONES DEL SUPER BOWL XLIV!